lunes, 13 de agosto de 2007

LA SAGA DE KARSELS: CAPÍTULO IX




García no cogía el teléfono. No contestaba sus mensajes. Y Karsels se preguntaba por qué. Habían congeniado muy bien. Cogió un bacalao de la nevera y lo lanzó al aire. Con una velocidad inhumana agarró dos cuchillos de cocina y mientras el bacalao caía realizó tres rápidos movimientos. De inmediato, Karsels agarró tres platos y los situó en el mármol de la cocina a la vez que dejaba los cuchillos a un lado. Los tres trozos de bacalao cayeron, cada uno en un plato, solo una milésima de segundo después. Karsel dio una vuelta sobre si mismo y lanzó al aire los tres platos, uno tras otro, volviendo a coger los cuchillos. Realizó un salto prodigioso, plegando en el aire las piernas, que mantenía abiertas. Los platos justo llegaban a su punto más alto y empezaban a bajar cuando Karsels alcanzó su altura. Con imperceptibles movimientos, casi imposibles de seguir, hizo una serie de precisos cortes en los platos y acto seguido lanzó los cuchillos a su derecha. Con ambas manos agarró los platos, soltando uno cada vez para agarrar el otro y logrando así remenar los trozos de bacalao y a la vez conseguir llegar al suelo a la vez que los platos al mármol, donde aterrizaron con gran suavidad, colocados con cuidado por Karsels. Los cuchillos que habían lanzado habían entrado con gran precisión en sus fundas y colgaban ahora de la pared.
Todo en tan solo 4 segundos. El bacalao había pasado de estar entero a estar perfectamente partido en trozos regulares y sin espina en tres platos.
“Tendría que haber hecho solo dos raciones… no creo que me coma las tres… si estuviera García aquí… por qué no viene? Por qué no me llama? Tiene mi probeta… de ahí saldrá mi hijo… pero he de saber que está a salvo… tendré que decirle a MANOMÁN que me lance a Níger… aunque si la última vez me quiso lanzar a Mallorca y acabé en África… si le digo que me lance a África no sé dónde iré a parar…”
Karsels cogió el teléfono.
- Sí?
- Pantaleón… Amigo… García no me responde.
- García?
- Sí, el buen hombre que me recogió y me invitó a un franfur allí con los negritos.
- Ah, el embajador de Níger.
- Sí. No me responde.
- No, ya no vive allí.
- Ah, no? Dónde vive?
- Le han trasladado, ahora está en el Departamento Nacional de Investigación y Desarrollo.
- Caray, me alegro por él. Es científico?
- No. No sé qué le habrán visto para ponerle allí. He oido rumores sobre una posible investigación del genoma humano para crear superhombres, basándose en algún descubrimiento hecho en el Níger.
- Vaya.
- Por qué te interesa tanto?
- Bueno, le di algo para que me lo guardara.
- Ah.
- Adios.
Karsels empezó a comerse el bacalao, la primera de las tres raciones. Esperaba que le fuera muy bien a García. Pero quería saber dónde estaba su probeta. “Me estoy quedando calvo”, pensó, pasándose la mano por su calva. Empezó a comerse la segunda ración de bvacalao. “Al menos tengo cuadraditos en la barriga”.
Karsels siguió pensando... “García... no contesta... probeta... genoma humano... probeta... semen... genoma humano... superhombre... Karsels...”. Algo. Había ahó algo que no encajaba. Karsels lo sabía pero no lograba ver el qué. García era un buen hombre, le había invitado a un franfur... Si pudiera pedirle ayuda a alguien... pero no podía. Sólo MANOMÁN sabía lo de su secreto, sólo él sabía que llevaba una probeta de semen suyo para guardarla en lugar seguro. Él sólo quería asegurarse de que en el futuro, sus hijos nacerían. No le imporaba quién fuera la madre. “...semen... genoma humano... superhombre... García...” El puzzle era muy complicado para él. Quizá podría hablar con MANOMÁN. Quizá fuera lo mejor, hablar por teléfono con MANOMÁN. “Karsels... superhombre... semen... García... nevera atómica... genoma humano...”.

No hay comentarios: