jueves, 16 de agosto de 2007

TITO Y REÇBER

(En la foto, Reçber)
Tito solía pasear cada día un rato por las calles de su ciudad. Era para él todo un placer, el mejor momento del día, y casi diría que de su vida si exceptuamos el sexo (aaaah, Merita... qué mujer aquella!!). Esa tarde había decidido quedar y pasear junto a su amigo Reçber, disfrutando de una agradable conversación. Si algo le gustaba de Reçber era precisamente que era una persona con la que era muy agradable conversar. Hablaron del tiempo, del calor que hacía... es curioso lo que puede dar de sí una conversación sobre meteorología.
- Pero lo que no se puede es compararse con el cúmulonimbus.- decía Reçber.
- Pues no sé, Reçber, ahí tienes también los cirostratos.- respondía el Tito.
- Eso es como comparar una tromba marina con un tornado de clase 6.
- Sí, pero quién iba a decir que un pequeño calentamiento de la temperatura del mar podría crear semejantes huracanes, Eh? Y los crea, Reçber.
Tito y Reçber giraron una esquina. Una figura enorme se acercó a ello. Era un tipo de unos 2 metros y medio, quizá algo más, de altura. Todo su cuerpo era puro músculo, digno de cualquier competición culturista. No llevaba puesto más que un taparrabos verde, y por los lados asomaban unos enormes testículos peludos. El rostro del gigante era tremendamente feo, una cicatriz cruzaba su mejilla izquierda y atravesaba una boca torcida por donde asomaban 3 dientes deformes. La nariz enorme tenía forma de patata. En el centro de la frente había un único ojo, muy grande, marrón, con una espesa ceja sobre él.
- Hombre, Hermes!! – saludó Tito.
- Qué tal, Tito, dando tu paseo?- preguntó el gigante, hurgándose la nariz con el dedo meñique, de donde salía una larga uña amarilla..
- Pues sí, aquí, ya ves, con mi amigo Reçber.
- Hola, Reçber, hacía tiempo que no te veía.
- He estado de viaje un par de meses, visitando el Sudán.
- Oh, he oído que es muy bonito.
- Lo es, te recomiendo que vayas, Hermes.
- Iré. A ver si puedo hacer algún viajecillo este año.
- Cuándo haces vacaciones?- fueTito quien formuló la pregunta.
- En 15 días. Antes he de acabar de cerrar una venta.
- La vida de un comercial es dura!!
- Dímelo a mí, Tito, dímelo a mí. Bueno, tengo algo de prisa, voy a una visita, tengo una reunión en 5 minutos con el director ejecutivo de Mercedes Benz, seguramente nos van a comprar algunas planchas metálicas para usarlas en el McLaren de F. Alfonso.
- Que tengas suerte pues. Nos vemos.
- Adios.
Hermes se fue dando largas zancadas. Con cada paso avanzaba 3 o 4 metros. El taparrabos se movía de un lado a otro y las peludas nalgas de Hermes quedaban siempre al descubierto. Reçber y Tito prosiguieron su paseo.
- Como te decía, un cirrostrato...

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