
TITUS EMILIUS, EL EMPERADOR SONRIENTE
Titus Emilius, uno de los emperadores romanos más desconocidos para el gran público, subió al poder tras la muerte de Vespasiano, en el año 79 d.C. Muy pronto hizo valer su vertiente más lúdica sobre las diversas guerras a las que hacía frente el imperio, especialmente en Judea, y a las que Titus no prestó demasiada atención, dejando que se ocuparan de ellas sus lugartenientes.
Titus Emilius Caesar Augustus era conocido como el Emperador Sonriente, muy querido por el pueblo, al que siempre ofreció espectáculos sin parangón en el Circo y ayudó a superar las dificultades en las que se hallaron, especialmente tras la erupción del Vesubio en el 79 que sepultó Pompeya y tras el incendio que durante tres días arrasó parte de Roma en el año 80. Gran adorador de Baco, nunca dudaba en gastar gran parte del Tesoro Público en auténticas bacanales orgiásticas que encendían los ánimos de los cristianos de la época, aún en minoría. Poco le importaban a Titus los cristianos. Amante de las mujeres (ya desde antes de subir al trono), y siempre rodeado de ellas (incluso en los mosaicos que decoraban su residencia), se tiene constancia de la existencia de más de 75 hijos con más de 50 mujeres diferentes. Es aquí precisamente donde se encuentra la vertiente más amarga del reinado de Titus Emilius. Propenso a abandonar a sus mujeres en cuanto estas se quedaban embarazadas, son muy pocas las excepciones que encontramos en las que Titus se dignaba a reconocer al hijo. Lo habitual en él era exiliarlas a las provincias más remotas del Imperio, Mauritania, Lusitania, Britania o Armenia, para nunca más volver a saber de ellas.
No obstante, su reinado fue corto. No supo rodearse de buenos consejeros, y los que tuvo y que hoy más conocemos, el hispano Graco Sevillanus y el galo Ivantisorix, no hicieron sino aumentar su grado de alcoholismo, participando y organizando ellos mismos las grandes bacanales en las que Titus solía acabar borracho regalando denarios y tirado en algún rincón tras una noche de sexo y alcohol. Durante el año 81, su imagen se fue deteriorando rápidamente y, cada vez más indigno de un Emperador Romano, fue finalmente hallado muerto en sus aposentos tan solo 2 años después de su coronación, achacándose su muerte a una intoxicación etílica, aunque siempre han existido las sospechas de un probable envenenamiento por parte de su hermano Domiciano, quien le sucedió en el trono. La Historia apenas nos ha dejado unos pocos mosaicos y algunas menciones a una figura que, aunque en líneas generales pasó sin pena ni gloria, siempre supo llevar al extremo el concepto de la diversión.
1 comentario:
yo, que soy amante de la historia, desconocia esta parte de la historia de Roma. Titus deberia ser nombrado dios de las bacanales
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